Muchas veces los padres me preguntan
-¿mi hijo tiene discapacidad ? Y mi respuesta siempre apunta hacia esta reflexión.
¿A qué le llamamos discapacidad?
En el paradigma social la discapacidad no está en la persona, sino en la sociedad. Esto quiere decir que el modelo médico que describe signos y síntomas está mal? La respuesta es no. Durante décadas el modelo médico ha investigado y agrupado síndromes intentando buscar curas. Pero qué pasa cuando nuestra situación es genética o producto de una enfermedad o condición crónica. El riesgo de caer en una situación de discapacidad es más alta. - Por qué? - La desigualdad y la falta de información sobre los derechos individuales. Entonces, ¿qué es la discapacidad? - La discapacidad es la brecha que existe entre las necesidades de la persona y los apoyos que ofrece la sociedad? Una persona, independiente de su edad, raza, condición de género, socio-económica etc. tiene el derecho a estar presente, participar y pertenecer a su comunidad, ser productivo, tener una misión ocupacional y enfrentar los estresores de la vida cotidiana para tener salud mental.
Entonces los padres me preguntan - ¿Qué apoyos requiere mi hijo para reducir el riesgo de situación de discapacidad?
Esa es la mejor pregunta que requiere de una vasta investigación en conjunto. En el paradigma médico el especialista hace una evaluación basada en algoritmos que permiten apuntar a un tratamiento que en muchos casos solo cambia la fisiología de la persona, pero no aborda otros aspectos necesarios para la salud y el bienestar. Ahí es donde el modelo social busca hacer alianzas con escuelas y educadores diferenciales, espacios deportivos, comunidades de entrenimiento y colaborar con los clientes para establecer sus propia metas y conocer otras variables que describen su perfil individual. El modelo social busca describir, sin juicios, aspectos cognitivos, sociales, emocionales y pro sociales en búsqueda de fortalezas e identificar los apoyos que la persona requiera para lograr un reto justo que promueva el desarrollo. No se trata de normalizar, sino de cerrar la brecha entre las necesidades de la persona y los apoyos que ofrece la sociedad.
Para esto, debemos derribar barreras, juicios capacitistas que solamente excluyen, denigran o aíslan a la persona, en detrimento de su salud y bienestar.
Se han preguntado, ¿qué apoyos requieren cada uno de ustedes para estar presentes, participar y sentir que pertenecen a una comunidad? Eso mismo debemos preguntar a nuestros clientes.
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